10/01/11
Sospechas de coimas en una compra de trenes a Portugal
La factura de exportación, con logo, fecha, nombres, direcciones, número de cuenta bancaria y monto declarado de la operación, parece en regla. Prolijo, Manuel Vázquez cursó un recibo formal por 339.415 euros a la firma portuguesa SDV Transitarios Lda.
Pero el asesor y presunto testaferro del entonces secretario de Transporte Ricardo Jaime no debió cobrar ese dinero porque su papel en la operación era el de asesor del gobierno argentino y, además, porque algunos de esos gastos estaban eximidos en el propio contrato. Sin embargo, el dinero terminó finalmente en una cuenta abierta en las islas Caimán y luego se le entregó a Vázquez, en negro y en Buenos Aires, según reconstruyó La Nacion sobre la base de documentos y fuentes al tanto de la operatoria. La trama, que podría disfrazar el pago de un retorno por el equivalente a US$ 415.000 (luego hubo otros dos que completan casi US$ 1,5 millones), se centra en el envío a la Argentina de 7 locomotoras y 40 coches desde Portugal con Vázquez como intermediario. En teoría, el lobbista se encargó en Buenos Aires de los trámites aduaneros, el pago de impuestos, el uso de muelle y la carga, descarga y verificación. Y cobró por eso el equivalente al 5% de los $ 24,9 millones que en total pagó el Estado argentino por esos trenes portugueses. El cobro se repitió al menos dos veces más: en enero de 2007, por otros 318.656 euros a través de una cuenta en Estados Unidos, y tres meses después, en abril de 2007, por US$ 676.851,50, otra vez con las islas Caimán de por medio, según consta en documentos bancarios y societarios que verificó La Nacion. En los tres casos, Vázquez estuvo a ambos lados del mostrador y en ambos extremos de la operación. Primero, como asesor de Jaime para negociar los detalles como representante del Gobierno para gestionar la compra ferroviaria; luego, como gestor de la transportista portuguesa SDV, que facturó por el traslado de la maquinaria hasta el puerto de Buenos Aires. Y, por último, a través de una sociedad en Costa Rica vinculada a su mujer, como surge de la copia del acta de la asamblea a la que accedió este diario. La polémica operación se desarrolló por etapas. Comenzó con el acuerdo marco de cooperación mutua que rubricaron la Casa Rosada y el gobierno de Portugal, en noviembre de 2003, con el fin de promover negocios bilaterales. Luego, ese marco general se plasmó en varios contratos específicos de compra de material ferroviario, en los que se fijó que los gastos de transporte, los impuestos y la nacionalización deberían ser afrontados por el comprador, es decir, el Estado argentino. Uno de esos contratos se firmó el 29 de diciembre de 2005, para adquirir 7 locomotoras y 40 vagones a la empresa estatal Comboios de Portugal (CP) por un valor de $ 24,9 millones según consta en el informe oficial N° 77 que la Jefatura de Gabinete presentó ante el Senado en junio último. El siguiente paso fue concretar la operación. Para eso, la portuguesa CP designó como encargada del transporte del material ferroviario a la transportista de ese país SDV Transitarios Lda, mientras que el Ministerio de Planificación delegó en la Secretaría de Transporte -es decir, en Jaime y en Vázquez- la letra chica. De allí en más, las partes nunca explicitaron por qué Vázquez le cobró cerca del 5% del total de la operación a SDV a través de su consultora Controles y Auditorías Especiales de la Argentina S.A. (Caesa) por una serie de gestiones y trámites propios de un despachante de aduana, aun cuando ya había participado en las negociaciones como asesor de Jaime, según surge de decenas de mails que la Justicia recuperó de sus computadoras y cuya copia obtuvo La Nacion. El segundo punto llamativo es que una operación comercial entre dos Estados desembocó en el envío de dinero a nombre del asesor de Jaime a una cuenta abierta en las islas Caimán, uno de los mayores paraísos fiscales del mundo, por un ignoto operador financiero, según consta en la factura N° 00000014 que emitió Vázquez el 25 de enero de 2006. Así, apenas cuatro semanas después de la firma del contrato, la transportista SDV transfirió los 339.415 euros a la cuenta 6550716941 abierta por el Banco Comafi Cayman Limited. Los fondos terminaron por recalar en la subcuenta 04923 de esa entidad, con operaciones desde Uruguay. Aunque el dinero se mantuvo en esa subcuenta, una suma equivalente se cobró en Buenos Aires a través de una "cueva" financiera que opera desde un tradicional edificio de la avenida Corrientes, según reconstruyó La Nacion de fuentes del sector durante las últimas cuatro semanas. A cambio de una comisión de entre 0,5 y 2 puntos porcentuales sobre esos 339.415 euros, Vázquez logró que los fondos se convirtieran en dinero al contado a unas pocas cuadras del Obelisco. Luego, y al igual que en otras ocasiones, el propio lobbista pasó a retirar el efectivo o un mensajero de la "cueva" se lo entregó en sus oficinas de la calle Arroyo 880, frente al Sofitel. El transporte físico de ese dinero no fue en maletines, bolsos o mochilas. Se trasladó en pequeñas cajas de cartón, según indicaron fuentes del circuito paralelo porteño a este diario. Vázquez apeló a otra cuenta para su siguiente cobro por gastos propios de un despachante de aduana. Con su factura N° 00000030, del 12 de enero de 2007, embolsó 318.656 euros -unos US$ 412.000 al tipo de cambio de ese momento-, lo que equivalió al 6,72% del total de $ 18,3 millones que pagó el Estado argentino por la compra a Portugal de 7 locomotoras, 3 automotoras, 4 coches y 11 unidades triplas eléctricas. También librada a nombre de la firma portuguesa SDV, Vázquez ya no recurrió a terceros en esa factura, ni a una "cueva" de la City. Comunicó a Lisboa que debían girar el dinero a la cuenta 5050-0000-00631, abierta a su nombre y el de su mujer en una sucursal del Wachovia Bank, en Roanoke, en el estado de Virginia, 375 kilómetros al sudeste de Washington DC, la capital estadounidense. Otra vez quedó de ambos lados del mostrador. La tercera operación se concretó tres meses después. Vázquez retornó al canal de las islas Caimán, pero con una variante: los US$ 676.851,50 que giró la transportista portuguesa SDV Transitarios fueron a nombre de la firma costarricense Inversiones Satodola, en la que figura su esposa, Marta Margarita Domínguez, como dueña en las sombras. (La Nación)